Domina Rerum



De pronto Isis lo tomó todo entre sus
manos, y los dioses masculinos se esfumaron.

Diosa, profeta, madre arquetípica. La expresión que da título a este artículo tiene que ver con un arquetipo femenino pagano. En tiempos de Apuleyo fue invocada como Domina rerum, que vendría a ser algo así como "la que rige la totalidad de la naturaleza cósmica". Porque en aquellos tiempos se la veneraba en su aspecto de naturaleza cósmica. Nos referimos, precisamente, a la figura de Isis. 

Las que soy y yo le debíamos este espacio.

Los libros dicen que su nombre significa también "aquella que se anticipa a los hechos futuros: la que dice eso que llega a concretarse; la que imparte verdad, la que antes permanecía oculta"; y más tarde, "la que domina la naturaleza" 

Pero ¿cuál es el origen de semejante tesitura?

Para sorpresa de muchos, según la psicóloga austríaca Marie Louise von Franz, la Madre Isis es considerada fundadora de la alquimia. Y, aunque no es poco, no lo hizo sola, lo hizo gracias a un secreto, un secreto negociado con el ángel Amnaël, portador original de ese conocimiento grandioso. 

La diosa Isis lleva consigo el símbolo de la luna. En épocas tardías se la identificó con Hathor, la diosa vaca y con Ja diosa lunar, también con Nut, la deidad del cielo. Por esos tiempos, estaba ya en la fase final de su evolución histórica. En este enjambre interminable de diosas se la asimiló también, debido a las virtudes sexuales, a la griega Afrodita.

Además, como dijimos, en la religión egipcia tardía Isis es una especie de deidad cósmica femenina, que incluye el aspecto de todas las otras diosas femeninas del Antiguo Egipto y es, por así decirlo, la gran portadora del misterio de la naturaleza. Isis abarca completamente la naturaleza.

Según el mito, fue Isis quien decidió hacer algo con la sabiduría cedida. Y, si bien el ángel al contarle el secreto no perdió esa sabiduría, las malas lenguas afirman que tampoco habría hecho nada con ese conocimiento, porque se limitó a guardárselo para sí mismo. Isis, en cambio, aún guardando ciertas restricciones propias del secreto, se las ingenió para pasar el conocimiento al mundo. 

Von Franz escribe que esto suele ocurrir con bastante frecuencia en la Historia: al término de una civilización patriarcal se produce siempre lo que se llama una enantiodromia, esto es, se le entrega el poder, en cualquiera de sus formas, a una figura femenina. Por eso, hacia el término de la civilización egipcia, cobró predominio el culto de Isis.

Como dato anecdótico, diremos que Amnaël, dueño original del misterio alquímico, llevaba en la cabeza una vasija de agua brillante. Cumpliría en el mito una función similar a la de Azazel, el ángel que dio al pueblo judío la sabiduría de la forja del hierro. 

Así que finalmente las hijas de los hombres obtuvimos el arte de la forja y el de la alquimia nada menos que de los ángeles, lo cual no me estaría dejando muy tranquila, sobre todo por los rumores que cuentan que para obtener esas magias debimos habernos prostituido. 

No es el caso de la Sagrada Madre Isis. Ella acorraló hábilmente al ángel y le hizo cosquillas hasta hacerle vomitar el secreto, es claro. 

El agua es el símbolo alquímico universal en sí mismo, es decir, la materia básica de la alquimia y, posteriormente, de las Ciencias Químicas. Por eso Amnaël lo porta en la cabeza. En la jerga le llamamos "solvente universal"; en este caso, la materia prima del mundo. 

Parece que por entonces algunos se pusieron nerviosos con el asunto de la entrega de secretos y El Libro de Enoc se atreve a pintar la obtención de la técnica alquímica como un robo, sostiene además, que el hecho de que las mujeres se adueñaran de esos secretos ha desempeñado un papel importante en la corrupción de nuestro mundo, porque desde entonces se ha perdido la inocencia original. Bla bla bla.

Sin embargo, la cosa corre opuesta cuando se trata de la Gran Madre Isis, cuando ella consigue el secreto de los ángeles se lo considera un gran logro. Von Franz nos advierte que tenemos aquí, entonces, el cambio en la evaluación del sentimiento: el elemento femenino, el principio femenino, lo obtiene de estratos más profundos y se convierte luego en el mediador que se lo entrega a la humanidad. 

Recordemos que Isis es una de las principales Diosas-Madre del antiguo Egipto. Su culto se extendió por todo el Imperio Grecorromano, aunque apareció por primera vez durante el Imperio Antiguo, que se extendió aproximadamente hasta el año 2180 a.C.

Isis es uno de los personajes principales del mito egipcio del Rey Osiris, quien después de ser asesinado, descuartizado y esparcido su cuerpo por las manos de su propio hermano Seth, fue resusitado por ella, quien engendrará después a su hijo Horus. A causa de todas estas características se cree que es la fundadora del mito cristiano de la Virgen María. 

Isis y Osiris fueron las deidades egipcias más adoradas. Egipto y Nubia comenzaron a construir templos de adoración a la diosa. También la adoraron los griegos, incluso después de haber colonizado Egipto. Dueña de todos los poderes divinos femeninos del mundo, su culto terminó con el ascenso del cristianismo, entre los años IV y V d. C. 

Isis, presente aún hoy en la cultura occidental, ha sido adoptada por el neo paganismo, también por el esoterismo, desde el más berreta hasta el de mayor sapiencia. Cada noche desciende para besar la frente de sus hijas más queridas, vela sus sueños, las tranquiliza en silencio. Un ejército mudo de diosas la secunda. 

Con la brisa nocturna, su espíritu ronda entre las sombras de la habitación, pero su legado se hace más y más fuerte cada vez que un hijo de Adán sueña con una mujer misteriosa que se acerca para contarle al oído sus secretos.


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