Mares


Un escritor, o todo hombre, debe pensar que cuanto le ocurre es un instrumento; todas las cosas le han sido dadas para un fin y esto tiene que ser más fuerte en el caso de un artista. Todo lo que le pasa, incluso las humillaciones, los bochornos, las desventuras, todo eso le ha sido dado como arcilla, como material para su arte; tiene que aprovecharlo. Por eso yo hablé en un poema del antiguo alimento de los héroes: la humillación, la desdicha, la discordia. Esas cosas nos fueron dadas para que las transmutemos, para que hagamos de la miserable circunstancia de nuestra vida, cosas eternas o que aspiren a serlo.

Jorge Luis Borges. Sobre la ceguera.

Quizá la vida no se trate de cambiar de rumbo, quizá se trate más bien de caminar de otra manera, después de todo es la lucidez lo que no nos deja permanecer demasiado tiempo en la inocencia. Seguramente no tener a dónde ir resignificará el viaje, solo así será posible consentir este mareo, este viraje constante en la perspectiva de las cosas. 

Mares
Gabriela Yocco

No soy Odiseo. No regreso a Ítaca. Miro la espesura del mar sin esperanzas, sin prisa.

En la fábula que yo he creado, alguien me espera en alguna orilla ciertamente lejana. Un fantasma de hielo y ceniza que cambia a mi antojo. Alrededor de mí recogen sogas, esparcen sebo, cruje la madera.

Pero sé que no regreso a isla alguna, que carezco de patria. Que jamás partí de ninguna costa y que nadie hablará de mis hazañas.

Me inclina a veces la decisión del viento. Giro, varea mi vela, acuden sirenas temblorosas sin canto. Conocer los viejos ensalmos es a veces útil cuando arrecian de tal modo las olas.

No soy Odiseo, mas he estado en el Hades y he regresado. Guardo de recuerdo estas marcas de fuego que me acompañarán hasta que el fuego también me devore. Y un sabor a azufre que nunca cede.

Hoy la mirada se licua. Hoy me pesa no regresar ni tener dónde. Pero cada ser lleva el destino escrito en esa implacable telaraña en la palma de las manos.

Entonces perfecciono este simulacro, ajusto la túnica que me aplana los pechos y les grito a los marinos.

Hoy la farsa debe ser casi perfecta.

Se me juegan en ella todos los naufragios y el azote sin piedad de Poseidón.

Mares. Gabriela Yocco

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