La antropóloga lituana Marija Gimbutas -y debo, entre otros, este honor a El espejo gótico- desapareció de este plano sosteniendo la existencia de una civilización matriarcal en la Europa neolítica. Asegura Gimbutas que estaba formada por sociedades principalmente agrícolas, cuyo equilibrio social se fundamentaba en la igualdad mujer-hombre y cuya religión inicialmente rendía culto a una diosa madre, como referente de la naturaleza, de la propia tierra, y posteriormente a un conjunto de divinidades asociadas a la fertilidad; un grupo de sociedades con características muy diferentes a las que vinieron después.
Ella pensaba que la persecución fervorosa de la brujería medieval se debía a que en realidad esta era una expresión tardía de esas antiguas creencias que, frente a la imposición de un único dios masculino que pretendió ser y representar la autoridad suprema, tuvieron que arreglárselas para subsistir en formas marginales.
y así dio testimonio en su libro El lenguaje de la diosa:
La Regeneradora-Destructora, supervisora de la energía cíclica, personificación del invierno y Madre de los Muertos, se convirtió en una bruja de la noche, dedicada a la magia que, en tiempos de la Inquisición, era considerada una discípula de Satanás. El destronamiento de esta Diosa [...] está manchado de sangre y es la mayor vergüenza de la iglesia cristiana: la cacería de brujas de los siglos XV a XVIII fue un acontecimiento de los más satánicos en la historia europea, llevada a cabo en nombre de Cristo; la ejecución de las mujeres acusadas de brujas ascendió a más de ocho millones, y la mayoría de ellas, colgadas o quemadas, eran simplemente mujeres que aprendieron la sabiduría y los secretos de la diosa de sus madres o sus abuelas.
Tomando como indicio la interpretación de algunos diseños artísticos prehistóricos, Gimbutas concluye que a lo largo de toda la historia es posible verificar la existencia de un complejo lenguaje simbólico femenino, quiero decir exclusivo, rico en actitudes pacíficas no represivas y dominado por valores estrictamente espirituales, lo cual pone en duda la brutalidad de por lo menos una parte de estas antiguas comunidades humanas. Así, Gimbutas se afanó en demostrar que allí donde el Stablishment académico arqueológico quiso ver solo "motivos decorativos", lo que en realidad había era un metalenguaje, la ejecución para nada caprichosa de un grupo de símbolos.
Y la Poesía alguna que otra vez logró atrapar los signos imperecederos de la diosa.
metrovías
(Jorge Rivelli)
subió al subte en la terminal
primer vagón
primer asiento y
una vez en marcha
la exacta tarea
de maquillarse en movimiento
cuatro o cinco estaciones
para quedar brillando
como una muñeca de porcelana
sacó un libro
cultivo de papas
y leía orgullosa
por la llovizna de ojos
que la homenajeaban
hizo todas las combinaciones
ida y vuelta A B C D y E
durante todo el día
al final metrovías la coronó
reina subterránea y
nunca más
salió a la superficie
recorrió andenes
descalza y
con flores en la cabeza
se fue volviendo
transparente y sus hábitos
imperceptibles
a veces
acompaña a un músico
con un arpa o silba sola
en los vagones
dicen que duerme
en la vía muerta
de la estación lacroze
en un colchón improvisado
de cultivos de papas
Jorge Rivelli
No hay comentarios.:
Publicar un comentario