A Martha Vidal |
Y así, en ese día a día olvidamos nuestra finitud; nos creemos dueños, poderosos amos de la vida, cuando en realidad todo, absolutamente todo, en un minuto puede desvanecerse. La diferencia entre la vida y la muerte no es más que unos instantes. Todo siempre es también nada, incluso nosotros. Recordar que nos vamos a morir, aprender a vivir en esa tensión, es asumir que las cosas pueden ser de otra manera, porque nada es definitivo. Somos para la muerte. Eso angustia, por suerte, y nos devuelve la pregunta por el sentido.
Sonata barcelonesa
(Aldo Oliva)
Será esta la última lúbrica paloma
de esta siesta que se apaga en mi sangre?
Mundo, sé que estás en mi mano
y me despides,
dulce y fluente,
como un agua primaria
donde el amor futuro en signos se clausura.
No bajaré hasta el mar;
cuando me invada,
cuando culmine de soledad y plenitud
las horas que se apagaron en mis ojos,
me veré más allá,
junto a la paloma de mi sangre,
erguido de esplendor frente a la muerte.
Aldo Oliva (1927-2000)
Leo una y otra vez este poema de Aldo Oliva; y otro día vuelvo a leerlo. Y espero leerlo otra vez, otro día.
ResponderBorrarY estoy segura que cada vez cobra un sentido diferente. Eso, justamente eso, es poesía. Salud!
ResponderBorrar