La Mujer-Vampiro y El Angel del Hogar



Hace poco tiempo leí un artículo de la escritora Emilia Towgood en el que decía que las mujeres somos siempre encasilladas en una polaridad insalvable: la Mujer Buena, que por añadidura es casi una santa, conocida antiguamente como "el ángel del Hogar" que es madre, sumisa y trabajadora. Y, muy en contrapartida, muy, muy, pero muy al otro lado del Océano de las Santas: la Mujer Perversa que es libidinosa, liberal, librepensadora y pecadora compulsiva. Desgraciadamente tengo que darle la derecha a Emilia, o más bien la izquierda porque soy zurda, y aceptar que esa es una polaridad creada por el patriarcado. Dicen que en vista del miedo que supone una mujer poderosa y libre; dicen que porque una mujer así podría salirse por completo del círculo de dominio patriarcal; dicen que porque podría ocurrírsele la pésima idea de ser madre y entonces tendría descendencia. ¿Y si encima no creyera en la monogamia impuesta por el capitalismo? ¡Ay dios mío! ¡Todas las Bestias en una! En dos palabras (argentinas, eso sí) los hombres nos ven como Boludas (fáciles de engañar, dependientes emocionales, poco intuitivas, simples, caseras) o como Malvadas (brujas lujuriosas, frías y calculadoras rompecorazones). Así, esta dicotomía se erige en silencio dentro de ellos ¡pero también en nosotras! como un mecanismo para dominar los deseos y los cuerpos de todos (Y todas). Es entonces cuando dejamos de elegir libremente porque elegimos en base a los estereotipos impuestos. Y para seguir hablando de estereotipar, Paulo Coelho escribe en su maravilloso libro llamado  “Adulterio” que el hombre es “infiel por naturaleza" ¿Sería algo así como “por codificación genética”? (¿?) pero que la mujer lo es “porque no se valora lo suficiente”. ¿No será que eso es lo que nos quieren hacer creer él y otros bichos moralistas como él? ¿No será justo lo contrario? ¿No será que no hay codificación genética sino cultural? ¿No será que no hay infravaloración femenina sino cumplimiento de los deseos? Sábato decía que todo aquello que se aplaude en un hombre, se castiga en una mujer; que para las sociedades de doble moral los hombres de ley son Razón y Deseo y la mujer Castidad. Los que luchamos -y no nos interesa vender libros de cuarta- lo hacemos todos los días contra los prejuicios que nos imponen. Y casi terminando, transcribo una reflexión trasnochada de mi amigo el músico mexicano Paco Zul: 

“Todos los días los hombres modernos luchamos contra el machismo que nos impusieron y que nos viene de casta. Apenas si les permitimos trabajar a nuestras mujeres porque nos aterran las mujeres completamente independientes. Esas mujeres hacen siempre lo que quieren y lo que les gusta. Nadie las para, son libres, ellas crecen y nosotros nos quedamos atrás”. 

Los arquetipos masculinos y femeninos están acechándonos ahí escondidos, están en el inconsciente de cada uno de los hombres y mujeres de este mundo, pero por lo menos a las mujeres nos queda el consuelo de que ya existen hombres que empezaron a luchar para desterrarlos de sus mentes.

Y no, el príncipe azul no existe… No es un hombre real, también es un odioso arquetipo.





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