La perla di Venezia

 



y un salpicrete de personajes, por supuesto.

Contiene spoilers sobre las Crónicas Vampíricas de Anne Rice.

Quienes han estudiado las Crónicas en profundidad dicen que Bianca Solderini nació en Florencia, Italia, por ahí por el 1476. No entiendo cómo sería posible tanta exactitud, pero frente a mi incapacidad natural para la refutación sin pruebas, voy a tomar el dato como cierto. 

Bianca estaba sola en el Véneto cuando entró en su vida El gran Mago -The great magician- otro de los apodos de época de Marius de Romanus. Había pasado su infancia como huérfana al cuidado de unos primos mayores. Las malas lenguas de la literatura afirman que los primos la prostituían, a cambio de favores económicos y sociales. 

Enseguida conoció a Amadeo, el aprendiz de monstruo, que andaba pegado a los talones de Marius. Se volvió cercana al dúo dinámico  porque la adoraban, la protegían y pasaban las noches con ella. Por supuesto su mente fue, sin intención, inmediatamente permeable para El Amo Blanco

Grande fue su sorpresa al descubrir que la inocencia y la delicadeza femenina no eran más que armas que formaban parte de un surtido arsenal que la veneciana sabía usar a discreción. Cualquier similitud con Armand es puro aprendizaje de il piccolo. 

Las mujeres de Rice son fuertes, flexibles, inteligentes, perspicaces y astutas, sexuales y ordenadas. Dueñas de una practicidad pasmosa, aunque el amor las doblega, sí. ¿Y a quién no? Las mujeres de Rice son reales, no son simples acompañantes, no son elementos decorativos. 

Pero hablar de Bianca es, en principio, hablar de Marius y de Amadeo. Sus historias forman una red indisociable. Los gurúes del tiempo dicen que fue por 1499 que Bianca actuó en el rescate de Marius. El gran jefe estaba encerrado con los Reyes, es decir, los padres sagrados de todos los vampiros, en el santuario del Mar Egeo, ya que su cuerpo había sido quemado con antorchas en Venecia.

Marius logró arrojarse al canal para apagar el fuego, pero el daño físico ya era enorme. Nadó hasta el santuario, cuya entrada sólo él conocía y era capaz de franquear. El o alguien tan poderoso como él, por supuesto. Anne Rice solía comentar que para hacernos una idea podíamos pensar en la fuerza de diez hombres humanos, aproximadamente. 

Marius no podía alimentarse ni salir del santuario, así que Bianca fue llamada. En teoría fue ella quien se ofreció a ser transformada en bebedora de sangre, y él quien se resistió categóricamente. Qué honorable señor. 

Permítaseme dudar de esta situación contada de esa manera. 

Bianca era un ser humano. Marius, un dios persuasivo, tirano, egoísta y encantador. En esos años, todavía seguía sentado sobre sus privilegios humanos de senador, su soberbia lo precedía, sus capacidades psíquicas eran enormes, oía voces y pensamientos a miles de kilómetros de distancia. 

Después de perderlo todo, en los tiempos de Thorne, el vampiro escandinavo rescatado del letargo del sueño en una cueva hielo, su ego disminuyó un poco, y respiramos cuando Marius cayó a tierra, la soledad era indecible. Es algo que le sucede a los vampiros muy a menudo. 

 La muerte ha posado su mano sobre mi hombro. Se ha presentado en forma de desencanto, temor y desprecio.                                  

Hay que decir que la Reina Akasha bendijo esa unión y aceptó darle varias veces su poderosa sangre a la neófita de Marius. Noble actitud de la Reina, y sorprendente también, si consideramos que Marius la cuidó durante toda su vida sin conocerla ni un ápice.

No solo la amaba, ritualizaba su existencia con incienso, aceites y flores, la protegía y la escondía de otros vampiros que conocían y buscaban el elixir poderoso de su sangre, pero él Jamás pidió beber de ella, ni se atrevió a importunarla, ni siquiera a insinuarlo. 

Sin embargo, Akasha permitió a Lestat beber su sangre desde el mismo día que lo conoció. Cuando Marius le reveló el secreto, el Príncipe encaró el santuario creyendo que eran estatuas, pero enseguida se percató de que estaban vivos. Lestat era un joven arrogante y desconsiderado, pero de inocente nada. 

La Reina le hablaba sin voz, lo acercaba a ella. La música de su violín la despertó de un sopor de milenios. Tanto, que el primer pensamiento que acudió a su mente al moverse fue asesinar a su consorte real, Enkil, para hacerle un lugarcito a Lestat en el sillón del Rey. Y así se hizo, aunque Lestat no pudo quererla, ni pudo dejar atrás su condición de Príncipe. 

Lestat no estaba a la altura de la insanía de Akasha.

Marius se sintió traicionado por ambos. Y, cuando Lestat compuso el disco de Rock que narraba las historias sobre los mitos de origen, se sintió peor todavía. La Reina había sido paciente y generosa con todos, menos con él. Como si cuidarla hubiera sido el único propósito de su creación en el bosque de los druidas. 

Lo de Marius era devoción, ella era su Diosa. Aún así, cuando Akasha se alzó de su santuario subterráneo, no solo lo sepultó en el hielo, sino en la indiferencia. Otros acudieron a rescatarlo para llevarlo al Consejo General a dar sus razones de negociación, pero ella no estaba dispuesta a negociar nada. Marius había estado cuidando al enemigo de la especie. 

Akasha encontró su destrucción en esa Mesa del Consejo. Allí le fue arrebatada la semilla de Amel. Mahareth, la gemela ciega de Mekare, la gemela muda, lo hizo para detener la aniquilación que estaba sufriendo la especie. Akasha usaba el don del fuego y su destrucción operaba en orden de debilidad, primero murieron los más débiles. 

Akasha también murió, creo que decapitada; si no me falta la memoria. La semilla de Amel pasó a Maharet. 

Pero volvamos a Bianca. Con el tiempo, su relación con Marius se transformó en convivencia, él le contó su historia (se la contaba a todo el mundo) pero no pudo evitar enfatizar sobre su pasado romántico con Pandora. 

Pandora era su vampiro, pero también había sido su esposa. Juntos habían visto a los imperios  levantarse y caer. Juntos habían escuchado predicar a Jesús, el profeta del cristianismo, en la plaza pública. En las sombras, agazapado detrás de Pandora, permanecía Amadeo. El innombrable. 

Después de su recuperación, incluso después de años de convivencia en Venecia, Marius y Bianca viajaron a Dresde en busca de civilización. Marius sabía que allí encontraría a Pandora, por eso eligió esa ciudad. Lo que Marius no sabía era que Pandora estaba en pareja con un sádico llamado Arjun, un vampiro violento que la sometía y la encerraba durante largos períodos de tiempo.

Pandora era una víctima que no se obligaba a pedir ayuda. 

Bianca y Pandora finalmente se conocieron en la ciudad de Dresde, sin el arbitrio de Marius. Bianca se mostró hospitalaria, quiso hacerla parte, invitarla a quedarse, recuperarla; sin embargo, para Pandora el asunto de Arjun no era menor.  Marius le suplicó que se quedara con ellos, incluso la extorsionó prometiéndole que dejaría a Bianca para irse con ella.  Nada funcionó.

Pandora huyó de la ciudad con Arjun, aunque dejó una carta con la próxima ubicación exacta y la esperanza de ser rescatada por Marius. La carta quedó sepultada por error en un arcón de mudanza. Marius la encontró muchos años después. Bianca entendió que estaba sometido a la voluntad de Pandora y también lo abandonó.

Aquí Bianca desaparece. 

Solo sabremos de ella en una única ocasión. Ocurrirá en París, durante el siglo XIX. Armand va a detectar un inmortal cercano, se pondrá en alerta de inmediato, se dispondrá a atacar, hasta que con sorpresa descubrirá que es ella, su amante humana, transformada en bebedor de sangre. 

Armand solo alcanzará a ver su perfil fugazmente, mientras ella cruza el bosque a cabeza cubierta, con una capa negra. Bianca emitirá una señal psíquica de amenaza para protegerse, Armand no logrará romper la inercia que le causa la sorpresa. Se quedará quieto y mudo, como en los viejos tiempos de la infancia, viéndola moverse a paso enérgico.

Terminado el primer bloque de libros de vampiros, que finaliza con Cántico de Sangre en 2003, Anne Rice afirmó que no habría más Crónicas. Sin embargo, parece que la autora logró finalmente reconciliarse con Lestat y escribió tres libros más sobre él antes de su muerte en 2021

Así que quiero contarles que Bianca Solderini sigue viva, su historia se bifurca, se enriquece, sabemos de ella en varios países, y con varios compañeros. Aparece y reaparece en las últimas tres Crónicas : El Príncipe Lestat de 2014, La Comunidad de la Sangre de 2016 y Lestat y los Reinos de la Atlántida de 2018. 

No puedo esperar para saber la ensalada abundante que va a hacer AMC con todos esos datos. 

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