el animal humano


                                                  Si encuentras dos vampiros juntos, solo será por seguridad.
                                                    Uno se hará irremediablemente esclavo del otro, así como tú
                                                   eres mi esclavo, Louis. No creo que tengas otras opciones. 
                                                Soy tu maestro, me necesitas. No hay mucho
                                                 que puedas hacer al respecto.

                                                                                     (Lestat. Crónicas vampíricas)


En La dialéctica del amo y el esclavo, Georg Hegel nos muestra que la historia de la humanidad comienza cuando se enfrentan dos deseos, lo que quiere decir, dos consciencias. Para Hegel, consciencia es deseo, y está arrojada hacia el afuera, hacia el exterior, hacia un "otro"; en contrapartida con lo que piensan los idealistas. 

Yo deseo que el otro se someta a mi deseo. El otro desea que yo me someta al suyo.

Empieza entonces una lucha descarnada y silente en la que uno de los dos debe morir. Porque someterse es morir, señores. Muere quien deja de ser para transformarse. Y siempre muere quien tiene más temor, ya que antepone su temor al deseo de ser reconocido; en definitiva, termina cediendo. Cede a su deseo de reconocimiento porque teme. 

Así, el otro se erige en Amo. Y desde su pedestal es derrotado. Queda paralizado en su derrota, porque en su confusión comprende: ha sido reconocido como par por un simple esclavo, alguien que cedió, que se somete a él y desde el sometimiento lo interpela, aunque le cumple el deseo. Es ley que el amo permanece siempre insatisfecho. Fue reconocido como par, tal como su deseo demandaba, pero por una voluntad no autónoma.  

Cuando hay amor entre dos consciencias, la filosofía de Hegel considera que la consciencia más débil es la que más ama; es también la que más se somete a lo que hay de sensible y de emocional en ella. Por otro lado, la conciencia que menos ama es la que domina toda la situación, y también la que más manipula. Este juego de poder entre consciencias pares podría traducirse así:

Cuanto menos te ame, más te domino; así que vos amame mucho, sin embargo, y así te someterás, mientras yo doy un pequeño paso para atrás.

Sea cual sea la relación de poder y, ubicados cada uno en su papel, el esclavo comienza a trabajar para el amo. Un amo ya por entonces confinado a la pasividad, al ocio y al goce. Porque el amo cuando RECIBE se transforma en un ser pasivo. Es el esclavo quien comienza a construir algo, a crear algo que lo trasciende. Y el esclavo descubre que él tiene una relación especial con la materialidad. Una materialidad que es creativa, tan creativa que hasta le permite sentirse más humano que el amo. 

Y así es como el amo engorda mientras el esclavo va descubriendo toda su potencialidad, toda su capacidad, en definitiva: toda su Libertad. 


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