Condenas



Escarbás a ciegas la verdad, como un perro famélico escarba en la basura las sobras de comida de la noche anterior. Hay en vos todavía ese afán de Belleza. Pero sos una equilibrista china condenada al exilio. Te compadecés un poco de vos misma por todas esas veces que lloraste encerrada en el baño, sofocando gemidos de bestia herida. Sos un espíritu endeble, una sombra. Llevás arrastrando la pena de amar a otra sombra, de unir los restos de una civilización de barro enterrada hace siglos en el patio de atrás.

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