Rosafango,
Dragonprincesa,
Niña-murciélago:
Luzmala
Madre de sombras,
en el teatro del absurdo la risa comienza.
Enérgica y sonora se desliza
en cuanto se abre el telón.
Después se convierte en mueca,
siniestra aventura sin más mérito que la simulación.
Una contorsión final
y la boca ya se vuelve inaceptable.
Es ese el instante.
Y los actores de la vida comprenden:
se ríen de sí mismos.
se ríen de sí mismos.
Es ese el instante.
Y un dolor inasible se apodera de tu cuerpo.
No hay manera de escapar a tus tinieblas,
aunque se disfracen de luz.
Karina Rodríguez
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