Tiempo atrás,
en la visión celestial de una sonrisa,
todo vuelve a girar, continúa.
Lo natural, más bien sutil
de un tiempo joven
se desliza hacia hoy.
Una mueca suave, a penas insinuada,
con las comisuras tensas
y una curva en los labios
que se niega a ser.
que se niega a ser.
Pero los ojos son otra cosa:
no hay sutilezas
en la profundidad del bosque,
en la voracidad del mar.
Karina Rodríguez
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