La condición humana



Los filósofos dicen que el Hombre creó una vez a Dios. A imagen y semejanza; quiso completarse a sí mismo en esa acción, quiso resolver el "gran conflicto": 

nos vamos a morir y eso es insoportable... 

Armamos un mundo sobrenatural, cargado de mitos, recompensa y castigo. Para aguantar la muerte creamos el alma. Y Dios calzó, justo a nuestra medida lo hizo. Y fue fagocitado después. Tanto que ya no nos interesa y empezamos nuevas búsquedas. 

El escritor Alejandro Rubio, contemporáneo y coterráneo, despliega en este poema imágenes que se enlazan alrededor de la condición humana:


El soldador suelda el armazón de tortura 


En el alto rosa la pálida
luna el fantasma parece
del cráneo mondo que a las doce
parecerá a los ojos del hijo
del usurero que ahora se retira
del cuerpo de la puta con una mueca
vacía en los labios sin carne.
El cigarrillo se estrella contra
el cordón en una nube
de chispas que dura
un segundo y nadie ve:
así los sueños de un segundón
salen y se ponen para volver
a salir y mantenerlo
en la noria donde se marea y no sabe
por qué ni para qué está ni
la razón final para continuar
corriendo detrás de unas aguas que retroceden.

Alejandro Rubio
de Sobrantes. Ediciones Gog y Magog, Buenos Aires, 2008.

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