Meté las manos, escarbá el suelo, entrelazá bien fuerte tus dedos con los suyos. Tirá con fuerza, que no suelte la esperanza con que venís arrastrándolo hacia afuera. De cara al sol, sostenele la cabeza con tus brazos de flores. Es delicado. Trae los ojos vacíos en la boca tiene un nido de pájaros negros Se le escaparon los sueños. Andá escuchando el corazón, late de nuevo, un trigal mudo de brisas infinitas. No dejes que se hunda, sacalo de la tumba que lo llama. Los muertos pedimos ser rescatados.
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