El reclamo


A Gladys, a Beto y a Fede también.
Las ciruelas nunca maduraron
Aguanté varios días y no pasó.
El deseo de mi hijo: devastado,
sin tarta de ciruelas favorita. 
Ciruelas verdes, ahora sabés. 
Después del almuerzo pregunta por ella,
hasta soñó. Y te recuerda 

en malos términos.
Lleva el fastidio pintado en la cara,
por eso ya no te saluda, sabelo.
Decir que estoy en el infierno no significa nada,
la palabra es solo aproximación estética;
esfuerzos inútiles para
asir los matices de la realidad,
sus rasgos íntimos, su tono secreto.

Por eso te devuelvo la bolsita de ciruelas,
hay una que está mordida.

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