Castigo



Omisión también es mentir. Hacés mentalmente la cuenta, sentís tener una existencia irreal. Pero estás, sos. Te mirás las manos, blancas y delgadas. Querés compartir, no obedecer. Las cosas te atraviesan. No sos un fantasma. Es que la vida debe tratarse de eso: verdades y mentiras en cantidades iguales. A medias. La palabra escrita, este lenguaje indirecto genérico impreciso. Este no decir, que dice todo. Todo lo que guarda tu boca. Tu boca, que se calla mientras tus dedos se mueven al mismo ritmo que el de tu corazón. Y vos equilibrista, en tu soga deshilachada y vieja, estás loca y decís. Decís todo, como una tejedora compulsiva dice todo en el paisaje que imprime en la tela. Y vos castigo, como el amor, difícil de amordazar. 
Es que amar y seguir no son opciones. No se puede elegir

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