El Lado positivo de las bestias

                                                               

 Aceptar la oscuridad es dominar la oscuridad.


Manifiesto a favor de un hombrelobo

Herman Hesse escribió que un Hombre-Lobo puede convertirse en un ser muy desgraciado y puede, además, hacer muy desgraciados a quienes lo rodean porque, en general, todos aquellos que le toman cariño no quieren ver en él más que uno y solo uno de sus lados. Algunos le exigirán la presencia constante del hombre cauto, inteligente y original que a veces muestra ser pero huirán aterrados, sintiéndose defraudados, cuando de pronto descubran que en él también vive el Lobo Feroz. Esto es difícil de sobrellevar porque él quiere -como todos queremos- ser amado en su totalidad con lo cual, no podrá esconder al lobo.

Otros amarán en él precisamente al lobo, con toda la espontaneidad, la violencia y el salvajismo de su especie pero les producirá una extraordinaria decepción que, de pronto, ese ser fiero, perverso y desconfiado sea, además, un hombre sensible, con afanes muy sinceros de bondad y justicia, capaz de leer poesía y de tener ideales de humanidad. 
De esto se deduce que solamente alguien con igual naturaleza, que conozca y acepte lo divino y lo demoníaco de su propia alma, que viva también en una puja constante entre esos dos estados -lo humano y lo salvaje- podrá amarlo con total franqueza y libertad. Alguien capaz de aceptar su propia oscuridad con el afán de dominarla. 
Ese es el verdadero sentido del Reflejo, alguien capaz de amar todas y cada una de nuestras caras al verlas reflejadas en sí mismo.





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